viernes, 7 de febrero de 2014

10. Morfología y estructura de la ciudad en España

1. El plano de la ciudad

El plano urbano representa a gran escala un núcleo de población, detallando sus elementos. Refleja su evolución a lo largo del tiempo, cuya huella ha ido quedando en el trazado de sus calles, la forma de sus manzanas y la planta de sus edificios.

Plano irregular. Está presente sobre todo en los centros históricos, también llamados cascos antiguos. Data de la época medieval, que ha dejado una huella muy notable en el trazado de numerosos pueblos y  ciudades. Se caracteriza por una trama desordenada, compacta y de calles estrechas. En la mitad sur, especialmente Andalucía, tiene influencias árabe-musulmanas, con un trazado muy irregular, prácticamente laberíntico. En la mitad norte, la irregularidad es menos acusada. En algunos casos se conserva parte del trazado reticular de la época romana, aunque muy deformado.
 
Plano radiocéntrico o circular. Suele tener un origen medieval y en la época moderna. Se ordena en torno a un lugar central (plaza, castillo…) hacia el que llegan las calles a modo de radios, que a su vez se ven cruzados por otras calles circulares. Desde el siglo XIX algunas ciudades se han ordenado con arreglo a estos parámetros, bien en su totalidad (Camberra) o bien parcialmente (París).

Plano ortogonal o en cuadrícula. Tiene un origen antiguo (época helenística y después romana), aunque a finales de la Edad Media volvió a retomarse en la construcción de nuevos núcleos de población. En el siglo XVI sirvió de modelo para la remodelación interior de otros o la construcción de nuevas ciudades en América, y en el XVIII para la construcción de nuevas poblaciones en el valle del Guadalquivir. Fue característico de los ensanches construidos desde la segunda mitad del XIX (Ensanche de Barcelona, barrio de Salamanca de Madrid) y se ha sido la base del crecimiento urbano hasta nuestros días. Está caracterizado por sus calles anchas que se cruzan perpendicularmente, formando manzanas cuadradas o rectangulares. A la vez expresa una idea de racionalización del espacio urbano (tránsito de vehículos, saneamiento, armonización de alturas…), aunque a veces tiene inconvenientes en el tráfico rodado.


2. Principales rasgos morfológicos de las ciudades españolas

Ciudad preindustrial

Tiene su huella en los centros históricos, también llamados cascos antiguos. En algunos casos, como Zaragoza, se mantiene de la época romana el trazado deformado en retícula. En su mayoría tienen un origen medieval, predominando el trazado irregular en sus variantes árabe-musulmana (Córdoba, Toledo…) o cristiana (Barcelona, Ávila), pero sin que falten el radiocéntrico (Vitoria, Pamplona…) o el ortogonal (Villarreal, Puerto Real). A partir del siglo XVI se conocieron remodelaciones internas en algunas ciudades, como la reticular de Granada o la construcción de plazas mayores en Madrid y Salamanca, la Corredera de Córdoba o la Ochavada de Archidona.    

Ciudad industrial

Surgió a mediados del XIX, paralelo al proceso de industrialización. Se manifiesta en tres direcciones: el derribo de las murallas medievales; las reformas interiores en cascos antiguos; y la construcción de ensanches. Junto a estos cambios se inició la  mejora de las infraestructuras: pavimentación, alcantarillado, iluminación, nuevos medios de transporte (en grandes ciudades: tranvía, metro)…

Las reformas interiores supusieron la creación y ampliación de nuevos espacios públicos: plazas, parques, “gran vías”.

Los ensanches fueron ampliaciones en torno a los cascos antiguos una vez derribadas las murallas, caracterizados por su trazado reticular y mejora de la ordenación urbana. Acabaron siendo residencia de las clases medio-altas y altas. Destacan el Ensanche / Aixamble de Barcelona (Plan Cerdá), el barrio de Salamanca de Madrid…

El crecimiento urbano obligó a buscar nuevas soluciones, algunas  dentro de la armonización campo/ciudad: en el XIX, la ciudad lineal de Madrid (Arturo Soria) y ya en el XX las ciudades jardín (más extendidas)‏.

La ley del Suelo de 1956 creó un  marco de ordenación urbana, pero con un grado bajo de cumplimiento, lo que dio lugar a un gran desorden urbanístico e impacto medioambiental.

Entre los años 50 y 70 se produjeron cambios importantes, relacionado con los cambios económicos y el fuerte proceso de urbanización. Sus principales rasgos fueron:
   *mayor densificación de las edificaciones;
   *conformación de una nueva periferia urbana, más amplia y con diferentes usos: residencial, industrial, equipamientos…;
   *construcción de numerosas barriadas por iniciativa pública (ministerio Vivienda) y privada con el fin de resolver la presión demográfica y migratoria, que en general estaban carentes de equipamientos;
   *aparición de espacios muy degradados, en forma de chabolas, más frecuentes en las ciudades grandes;
   *creación de los polígonos industriales;
   *fuerte crecimiento de las áreas turísticas, pero dentro de un gran desorden urbanístico.

La ciudad postindustrial

Se ha ido conformando durante el último cuarto del XX, en relación a los cambios sociales y económicos producidos (terciarización) y coincidiendo en España con la implantación del sistema democrático.

La legislación ha evolucionado con los años:
   *1976 (reforma de la ley de 1956): apareció la figura del plan general de ordenación urbana (PGOU); tuvo una aplicación más exigente desde 1979 (ayuntamientos democráticos);
   *ley de 1990: estableció criterios más racionales; acompañada de  leyes en las comunidades autónomas;
   *ley de 1998: liberalizó el suelo;
   *ley de 2007: ha corregido en parte la anterior.

Durante esta etapa destaca la puesta en práctica de importantes proyectos urbanísticos aprovechando eventos internacionales (Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Expo de Sevilla 92, proyectos olímpicos de Madrid, Forum de Barcelona 04, Expo Zaragoza 08) o por otras razones (renovación de la ría de Bilbao, Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia…).

En todos los casos han ido paralelos a un importante proceso especulativo.

En general se ha producido una expansión urbana dentro de cada municipio y hacia los núcleos de población cercanos, dando lugar a un continuum urbano: áreas metropolitanas


3. La estructura urbana: los usos del espacio en el interior de la ciudad

Las ciudades españolas tienen una estructura similar a la de las ciudades europeas, teniendo en cuenta la similitud de sus rasgos históricos y culturales. De una forma esquemática se compone de tres partes, ordenadas concéntricamente: el casco antiguo, los ensanches y la periferia, conformando las dos primeras el centro de la ciudad.

Los cascos antiguos han conocido cambios importantes: rehabilitaciones interiores; mayor dedicación a los usos terciario y residencial; y una reclasificación social y recalificación del suelo.

Los ensanches han consolidado el uso residencial para las clases medias, e incrementado su dedicación a los negocios (bancos, oficinas) y el comercio.

Los antiguos barrios obreros formados en la primera mitad del XX están conociendo una revalorización del suelo, a la vez que se da una tendencia a la reclasificación social. 

La periferia es la que ha conocido una mayor expansión territorial, a la vez que intensificado sus usos:
   *gran vinculación con las actividades terciarias: equipamientos educativos y sanitarios, grandes superficies comerciales, áreas de ocio y deporte, comunicaciones (vías, estaciones, aeropuertos…)‏;
   *reestructuración de los espacios industriales: eliminación de las actividades más contaminantes, aparición de los parques empresariales y tecnológicos…;
   *mayor diversificación de los espacios residenciales, con diferencias según el tipo de vivienda (bloque, adosada, aislada) y la condición social.