1. El plano de la ciudad
El plano urbano
representa a gran escala un núcleo de población, detallando sus elementos.
Refleja su evolución a lo largo del tiempo, cuya huella ha ido quedando en el
trazado de sus calles, la forma de sus manzanas y la planta de sus edificios.
Plano irregular. Está presente
sobre todo en los centros históricos,
también llamados cascos antiguos. Data de la época medieval, que ha dejado una
huella muy notable en el trazado de numerosos pueblos y ciudades. Se caracteriza por una trama
desordenada, compacta y de calles estrechas. En la mitad sur, especialmente
Andalucía, tiene influencias árabe-musulmanas, con un trazado muy irregular,
prácticamente laberíntico. En la mitad norte, la irregularidad es menos acusada.
En algunos casos se conserva parte del trazado reticular de la época romana,
aunque muy deformado.
Plano radiocéntrico o circular. Suele tener un origen
medieval y en la época moderna. Se ordena en torno a un lugar central (plaza,
castillo…) hacia el que llegan las calles a modo de radios, que a su vez se ven
cruzados por otras calles circulares. Desde el siglo XIX algunas ciudades se
han ordenado con arreglo a estos parámetros, bien en su totalidad (Camberra) o bien
parcialmente (París).
Plano ortogonal o en cuadrícula. Tiene un origen antiguo
(época helenística y después romana), aunque a finales de la
Edad Media volvió a retomarse en la
construcción de nuevos núcleos de población. En el siglo XVI sirvió de modelo
para la remodelación interior de otros o la construcción de nuevas ciudades en
América, y en el XVIII para la construcción de nuevas poblaciones en el valle
del Guadalquivir. Fue característico de los ensanches construidos desde la
segunda mitad del XIX (Ensanche de Barcelona, barrio de Salamanca de Madrid) y
se ha sido la base del crecimiento urbano hasta nuestros días. Está caracterizado
por sus calles anchas que se cruzan perpendicularmente, formando manzanas
cuadradas o rectangulares. A la vez expresa
una idea de racionalización del espacio urbano (tránsito de vehículos,
saneamiento, armonización de alturas…), aunque a veces tiene
inconvenientes en el tráfico rodado.
2. Principales rasgos morfológicos de las ciudades
españolas
Ciudad preindustrial
Tiene su huella en los centros históricos, también llamados cascos
antiguos. En algunos casos, como Zaragoza, se mantiene de la época romana el trazado
deformado en retícula. En su mayoría tienen un origen medieval, predominando el
trazado irregular en sus variantes árabe-musulmana (Córdoba, Toledo…) o
cristiana (Barcelona, Ávila), pero sin que falten el radiocéntrico (Vitoria,
Pamplona…) o el ortogonal (Villarreal, Puerto Real).
A partir del siglo XVI se conocieron remodelaciones internas en algunas ciudades,
como la reticular de Granada o la construcción de plazas mayores en Madrid y
Salamanca, la Corredera
de Córdoba o la Ochavada
de Archidona.
Ciudad industrial
Surgió a mediados del XIX, paralelo al proceso de industrialización. Se
manifiesta en tres direcciones: el derribo de las murallas medievales; las reformas
interiores en cascos antiguos; y la construcción de ensanches. Junto a estos
cambios se inició la mejora de las
infraestructuras: pavimentación, alcantarillado, iluminación, nuevos medios de
transporte (en grandes ciudades: tranvía, metro)…
Las reformas interiores supusieron la creación y ampliación de nuevos espacios
públicos: plazas, parques, “gran vías”.
Los ensanches fueron ampliaciones en torno a los cascos antiguos una vez
derribadas las murallas, caracterizados por su trazado reticular y mejora de la
ordenación urbana. Acabaron siendo residencia de las clases medio-altas y altas.
Destacan el Ensanche / Aixamble de Barcelona (Plan Cerdá), el barrio de
Salamanca de Madrid…
El crecimiento urbano obligó a buscar nuevas soluciones, algunas dentro de la armonización campo/ciudad: en el
XIX, la ciudad lineal de Madrid (Arturo Soria) y ya en el XX las ciudades
jardín (más extendidas).
La ley del Suelo de 1956 creó un marco
de ordenación urbana, pero con un grado bajo de cumplimiento, lo que dio lugar
a un gran desorden urbanístico e impacto medioambiental.
Entre los años 50 y 70 se produjeron cambios importantes, relacionado
con los cambios económicos y el fuerte proceso de urbanización. Sus principales
rasgos fueron:
*mayor densificación de las edificaciones;
*conformación de una nueva
periferia urbana, más amplia y con diferentes usos: residencial, industrial,
equipamientos…;
*construcción de numerosas
barriadas por iniciativa pública (ministerio Vivienda) y privada con el fin de resolver
la presión demográfica y migratoria, que en general estaban carentes de
equipamientos;
*aparición de espacios muy
degradados, en forma de chabolas, más frecuentes en las ciudades grandes;
*creación de los polígonos industriales;
*fuerte crecimiento de las áreas
turísticas, pero dentro de un gran desorden urbanístico.
La ciudad postindustrial
Se ha ido
conformando durante el último cuarto del XX, en relación a los cambios sociales y económicos producidos
(terciarización) y coincidiendo en España con la implantación del sistema
democrático.
La legislación ha evolucionado con los años:
*1976 (reforma de la ley de
1956): apareció la figura del plan general de ordenación urbana (PGOU); tuvo
una aplicación más exigente desde 1979 (ayuntamientos democráticos);
*ley de 1990: estableció
criterios más racionales; acompañada de
leyes en las comunidades autónomas;
*ley de 1998: liberalizó el
suelo;
*ley de 2007: ha corregido en parte
la anterior.
Durante esta etapa destaca la puesta en práctica de importantes proyectos
urbanísticos aprovechando eventos internacionales (Juegos Olímpicos de Barcelona
92, Expo de Sevilla 92, proyectos olímpicos de Madrid, Forum de Barcelona 04,
Expo Zaragoza 08) o por otras razones (renovación de la ría de Bilbao, Ciudad
de las Artes y las Ciencias de Valencia…).
En todos los casos han ido paralelos a un importante proceso especulativo.
En general se ha producido una expansión urbana dentro de cada municipio
y hacia los núcleos de población cercanos, dando lugar a un continuum
urbano: áreas metropolitanas
3. La
estructura urbana: los usos del espacio en el interior de la ciudad
Las ciudades
españolas tienen una estructura similar a la de las ciudades europeas, teniendo
en cuenta la similitud de sus rasgos históricos y culturales. De una forma
esquemática se compone de tres partes, ordenadas concéntricamente: el casco
antiguo, los ensanches y la periferia, conformando las dos primeras el centro
de la ciudad.
Los cascos antiguos han conocido cambios importantes: rehabilitaciones
interiores; mayor dedicación a los usos terciario y residencial; y una reclasificación
social y recalificación del suelo.
Los ensanches han consolidado el uso residencial para las clases medias, e
incrementado su dedicación a los negocios (bancos, oficinas) y el comercio.
Los antiguos barrios obreros formados en la primera mitad del XX están
conociendo una revalorización del suelo, a la vez que se da una tendencia a la reclasificación
social.
La periferia es la que ha conocido una mayor expansión territorial, a la
vez que intensificado sus usos:
*gran vinculación con las
actividades terciarias: equipamientos educativos y sanitarios, grandes
superficies comerciales, áreas de ocio y deporte, comunicaciones (vías,
estaciones, aeropuertos…);
*reestructuración de los
espacios industriales: eliminación de las actividades más contaminantes, aparición
de los parques empresariales y tecnológicos…;
*mayor diversificación de los espacios
residenciales, con diferencias según el tipo de vivienda (bloque, adosada,
aislada) y la condición social.