En la derecha podéis ver el cuadro completo que pintó Jacques David entre 1805 y 1808; por debajo, un detalle del mismo. La obra refleja el acontecimiento histórico que tuvo lugar el 2 de diciembre de 1804 y se corresponde con el momento en que el propio Napoleón, que acaba de coronarse a sí mismo como emperador de Francia, impone la corona a su mujer, Josefina, como emperatriz. El Papa, sentado y situado a su derecha, es testigo de la ceremonia y después acaba bendiciéndola.
No lo olvidéis: Napoléon ha querido dejar claro que el poder proviene de la nación, pero le interesa reforzarlo uniendo la legitimidad que le puede aportar la Iglesia Católica, con quien había firmado un Concordato en 1801.